¡El pozo!....,Platero, ¡qué palabra tan honda, tan verdinegra, tan
fresca, tan sonora! Parece que la palabra la que taladra, girando, la
tierra oscura, hasta llegar al agua fría.
Mira: la higuera adorna y
desbarata el brocal. Dentro al alcance de la mano, ha abierto, dentro
entre los ladrillos el verdín, una flor azul de olor penetrante. Una
golondrina tiene, más abajo el nido. Luego tras un pórtico de sombra
yerta, hay un palacio de sombra de esmeralda, y un lago, que, al
arrojarle una piedra a su inquietud, se enfada y gruñe. Y el cielo al
fin.
(La noche, entra, y la luna se inflama, allá en el fondo
adornada de volubles estrellas.¡Silencio! Por los caminos se ha ido la
vida a lo lejos. Por el pozo se escapa el alma a lo hondo. Se ve por el
como el otro lado del crepùsculo. Y parece que va a salir de boca el
gigante de la noche, dueño de todos los secretos del mundo. ¡Oh! laberinto quieto y mágico, parque umbrío y fragante, magnético salón encantado!)
_Platero
si algún día me echo a este pozo, no será para matarme, créelo, sera
para coger, mas pronto las estrellas. Platero rebuzna, sediento y
anhelante. Del pozo sale asustada, resuelta y silenciosa, una
golondrina.
Juan Ramón Jiménez.
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